Las confesiones de Reinaldo Ojeda, un talento diferente
El colombiano se convirtió en
la sensación de ShowMatch.
Habla de su lucha cotidiana,
su vocación y sus inicios
sexuales. Entre Archimó y
Guerrero, el hombre no le
teme a la polémica.
Si todos venimos al mundo con
alguna falla, con alguna falta, frente
a esto algunos eligen acurrucarse en
el rincón y llorar hasta el fin de los
tiempos; otros deciden ponerle el
pecho a una lucha que, saben, será
hasta el final de sus días. Reinaldo
Ojeda es de los segundos.
Llegó de Colombia, hace 120 días,
convocado por Ideas del Sur para
bailar en “ShowMatch” y terminó
siendo un personaje que conmueve
por su historia de vida.
Reinaldo todavía se sigue
preguntando cómo lo hace y su
respuesta es siempre la misma: el
amor. Un amor donde él decide
reunir a sus padres y a Dios mismo.
Cuando Ojeda aún estaba en el
vientre de su mamá, el cordón
umbilical se enredó en su pierna
izquierda e hizo que el miembro no
se desarrollara adecuadamente
durante la gestación. “Cuando mi
mamá nos dio a luz a mi hermano
gemelo y a mí, la pierna salió
muerta, entonces los médicos
tomaron la decisión de amputar
porque no iba a servir para nada”,
relata con tranquilidad el
colombiano que días atrás abrió la
polémica entre Valeria Archimó y
Adabel Guerrero, sus dos
compañeras de baile en la tele.
Reinaldo tiene el aire de un
misionero, en sus palabras se cruzan
constantemente Dios, la Virgen María
y un convencimiento absoluto de
estar en el mundo para cumplir una
misión: “La mía es la de decir que sí
se puede y que la discapacidad
también tiene arte”.
Amputado desde bebé, Ojeda
arremete, sigue adelante, es
optimista, con su menos de metro
sesenta habla de sí con un
convencimiento que apabulla y que
lo hizo acreedor al mote de
arrogante. Habla con la picardía y la
cadencia de su tierra. De sí mismo,
mucho. De Archimó y de Guerrero,
bastante. Despertó polémica porque
tiene el hábito de decir lo que piensa
y, como ya se sabe, en el universo de
los egos, eso tiene siempre un precio.
Llamativamente, en la última gala
en la que debían presentar un
cuadro de strip dance, Valeria
Archimó decidió viajar a Miami para
acompañar a su marido a concretar
algunos negocios. Adabel Guerrero la
suplantó y Reinaldo, ante cámaras,
no dudó en decir que prefería a la
Guerrero. De ahí en más, ruido de
platos rotos.
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